Toni Expósito, director general de Comprarcasa, participa en este reportaje del diario La Vanguardia.
Los inmuebles de menos de 90 metros cuadrados han perdido cuota de mercado en el 2020. El 34,1% de los pisos vendidos el año pasado tenía entre 60 y 90 metros cuadrados, y el 16,6%, menos de 60 metros cuadrados. Los de más de 90 metros supusieron el 49,3% de ventas. En el 2019, en cambio, se vendieron más pisos de menos de 60 metros, un 18,1%, mientras que los mayores de 90 metros alcanzaron el 47% de transacciones. Se trata de un leve aumento pero significativo de lo que buscan ahora los compradores: hogares más espaciosos en los que no ahogarse si hay que confinarse o teletrabajar.
Desde el estallido de la pandemia, los filtros para buscar inmuebles con jardín, terraza y balcón se usan más que nunca, afirma Ferran Font, director de Estudios de Pisos.com. La compañía realizó una encuesta a sus usuarios durante el confinamiento y el 70% afirmaba echar de menos alguna cosa en su casa, casi siempre relacionada con el espacio y la comodidad. Más de un 30% decía además que el encierro había aumentado sus ganas de tener una vivienda con terraza o jardín y espacios más grandes, donde conciliar mejor la vida familiar y laboral.
“También hemos notado un mayor interés por buscar vivienda fuera de las grandes capitales, como Madrid o Barcelona”, señala Font. Aquí observa un punto de inflexión claro: antes de la covid, las personas elegían vivienda en función del precio, la ubicación y las características –tamaño, distribución, luz, exteriores...–. Ahora el orden de las prioridades ha cambiado. El precio continúa siendo el principal criterio a la hora de comprar, pero “las características pesan ya más que la ubicación, que pasa del segundo al tercer factor en importancia”, sigue el director de estudios de Pisos.com.
Gran parte de los buscadores de viviendas grandes y con exteriores son familias que ya tenían un piso y quieren cambiar para mejorar. “Es lo que llamamos compra por reposición”, explica Toni Expósito, director general de Comprarcasa, donde han detectado un aumento de demanda del 19% en este tipo de inmuebles. “El problema –remarca– es que no todo el mundo puede pagárselo, porque los precios no han bajado, hay parte de esta demanda que no llega a concretarse en ventas”. El informe de Servihabitat indica en este sentido que la covid no ha impactado en el precio de la vivienda. La obra nueva presentó un aumento del 4,5% de media, mientras que la segunda mano subió un 1,4%.
Quien quiere cambiar a una casa más confortable pone su piso antiguo en venta. A menudo se trata de viviendas sin las características que ahora se solicitan: sin espacios al aire libre, con poca luz y destartaladas. “Hay mucho piso tubo, interiores y con techos bajos, estos son los que nadie quiere y cuesta vender, los propietarios han de asumir que deberán bajar mucho el precio para sacárselos de encima”, comenta Expósito. Por si fuera poco, los bancos suelen ser reacios a financiar la compra de estos pisos feos e incómodos. En caso de impago de la hipoteca, el inmueble iría a manos del banco, que muy probablemente tendría que malvenderlo ante su poco atractivo.
La pandemia ha dado un vuelco al mercado inmobiliario que, de rebote, se ha llenado de pisos en herencia, fruto del exceso de fallecimientos a causa del coronavirus. “Estamos gestionando un 21% más de ventas de herencias”, confirma el director de Comprarcasa.